Construida en el corazón de un vergel, la Quinta Baltazar mira al océano desde el siglo XVIII. Tenemos el privilegio de suceder a la familia Viegas, una gran familia de agricultores portugueses, para continuar juntos la historia de esta augusta quinta, respetando a quienes la construyeron.
Esta casa particular acoge a quienes buscan un ambiente armonioso, calma y jardines donde perderse en meditación.
La Quinta ha sido renovada utilizando materiales nobles y locales, como suelos de terracota de Santa Catarina, techos de bambú de Asseca, azulejos de Tavira y cómoda ropa de cama de Guimarães. El depósito de agua, utilizado antaño para el riego de los cultivos, se ha transformado en una piscina de agua salada. La recepción, un lugar para compartir e intercambiar, ofrece, en su cómodo salón, un espacio para la lectura y el nomadismo digital. Dispone de un espacio para guardar el equipaje, así como de una ducha y un vestuario para disfrutar del último día de playa. La Quinta dispone de aparcamiento exterior seguro y gratuito.
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